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martes, 17 de noviembre de 2009

Mariano habla del nuevo disco (agencia reporter)



Mariano Martínez hizo un impasse para charlar con la agencia Reporter en uno de los agitados días que está viviendo Attaque 77 producto de la preparación del concierto con el que celebrarán el aniversario nada menos que número 77 del porteño Luna Park y en el que, a la vez, presentarán su nuevo disco.

Se trata del primer recital que el grupo dará en el predio de Corrientes y Bouchard, en tanto el show marcará también el inicio de una etapa que lo encuentra con nuevo álbum ya sin Ciro Pertusi en su formación.

"Hay cosas que pasan, no planeadas por uno, que sirven para crecer y madurar", dijo Martínez sobre un hecho que, en pocos días más, parecerá cosa del pasado y no del presente de un grupo que parece más sólido que nunca.

En el show del Luna Park adelantarán temas del disco "Estallar". ¿Qué tan parecido y qué tan diferente es este trabajo respecto de la discografía anterior de Attaque 77?

En el resultado creo que estará la similitud, en cuanto suena a Attaque, pero la diferencia fundamental respecto de trabajos anteriores es cómo se fue armando y grabando. Grabamos de una forma fluida. Otras veces, grabábamos las tomas una y otra vez, casi de una manera obsesiva para buscar la perfección. Hay un relax en este disco que no está en los discos anteriores. Antes estábamos muy estructurados. Cada uno componía su canción por su lado, la grababa en un demo y la llevaba a los ensayos para que el resto de la banda la aprenda. Lo que hicimos con este disco fue aprovechar que el grupo sufrió una transformación y dijimos "vamos a romper esa estructura". Incluso nos animamos a componer en el estudio, cosa que nunca antes habíamos hecho. Calculo que todo esto se debe percibir al escuchar el disco, de alguna manera…

¿El desestructurarse les devolvió la frescura que quizá tenían en los inicios de su carrera?

Sí, justamente, sentimos que recobramos la frescura. Porque, en el afán de querer ser cada vez mejores, nos enviciamos, sobre todo con el audio. Siento que hay una competencia muy fuerte; todos queremos sonar mejor que el otro. Pero ahora entendimos que hay que sacarse los miedos y los prejuicios y animarse a experimentar. Sino, en plan de perfección, se puede llegar a un estado de delirio. De última, el nivel profesional lo tenemos, quizá más que la perfección técnica importa en estos momentos que a la gente le guste lo que hacemos y que nosotros estemos contentos con lo que hicimos.

¿Y están contentos con lo que hicieron?

Estamos muy contentos sobre todo porque el disco tiene sabor a autogestión. Por primera vez sentimos que somos autosuficientes. Hicimos todo nosotros; lo grabamos en mi estudio y nos hicimos cargo también de la producción.

El adelanto del disco se llama "Días de desempleo". ¿Qué tanto los influyó a la hora de componer la crisis económica y social que afecta no solamente a la Argentina sino al mundo entero?

Justamente estuvimos reflexionando sobre cuánto estuvimos usando la palabra crisis en los últimos tiempos. Y, en realidad, nosotros vivimos siempre en crisis. Yo, desde que tengo memoria, vivimos en crisis, al menos en este país. En el caso de la canción "Días de desempleo" es descriptiva de un estado de ánimo, es como mirar por una ventana y ver la forma precaria en que se maneja la información y cómo nos hacen caer en una paranoia que no tiene demasiado que ver con la realidad. Es la lectura del grupo sobre la realidad social y una forma de decir que la crisis tiene que ver con los cambios y que no siempre los cambios son malos. Pero en el disco hay un poco de todo; también hay canciones que hablan de las cosas que nos pasan a un nivel más emocional.

Justamente hablando de cambios, la partida de Ciro coincidió con una situación de crisis generalizada en el rock argentino que se hizo masivo en los 90, con hechos como la disolución de Los Piojos, la muerte de Alejandro Sokol de Las Pelotas, el impasse de Bersuit, la internación de Pity Alvarez producto de su adicción a las drogas… ¿Qué pasó?

Pasó que la gente, en general, se resiste a los cambios. Hay fórmulas que se van agotando. No dura todo para siempre. A nosotros, quizá, nos pasó lo más atípico, porque en nuestro caso se fue el cantante de un grupo que era sólido y que no tenía un líder determinado como pasa en otras bandas. Nosotros funcionamos siempre en tanto grupo y no bajo el liderazgo de una persona y eso fue trascendental para que sigamos juntos. El cambio resultó, finalmente, positivo, porque nos alargó la vida. Es difícil darse cuenta desde adentro de una banda qué cambios hay que hacer. Pero hay que ser valientes y enfrentar el cambio como algo positivo. Sino, es difícil mantener algo durante muchos años. Uno se aburre y necesita renovarse.

Pero el público parece no aburrirse nunca, es más, preferiría escuchar siempre los mismos hits antes que los temas nuevos…

Sí… es verdad… el público lo va asimilando de a poco… La gente suele resistirse al cambio…

En el caso del público de Attaque, está curado de espanto después de discos como "Otras canciones"…

Esta vez más que nunca nuestro público está esperando lo nuevo. Hay un clima muy festivo para lo que se viene en cuanto a disco y en cuanto al show del Luna Park. Y eso pasa porque el público no se adueñó de nuestra música como se adueñan las hinchadas de fútbol de los equipos, al punto de llegar a tomar las decisiones ellos. Nosotros hacemos música para ser libres y no podríamos permitir que alguien decidiera por nosotros, ni el público ni nadie.

fuente reporter.terra.

sábado, 17 de octubre de 2009

Las tortugas que NO se le escapan a Diego

Guillermo Alfieri



Maradona los definió hace muchos años: panqueques. Saltan sobre la sartén y caen del lado que les indica el resultado. Si gana, el tipo es Dios. Si pierde, un hereje y a la hoguera. El periodismo deportivo nacional con escasas y honrosas excepciones destrozó en las últimas semanas a Maradona DT con una impiedad y una irreverencia que ofende a aquellos que sentimos, y recordamos (memoria, un bien escaso en estas pampas), que le debemos momentos únicos, mágicos, inolvidables e irrepetibles. Que no por eso es intocable. Pero sí merecedor de respeto, aun en la crítica, y no alegatos tan burdos como los que soporta.

Arturo Jauretche decía que el mejor pez es el que nada contra la corriente. Y que cuando toda la opinión circula en una avenida de mano única, hay que transitar en sentido contrario, incluso hasta el borde de la exageración. Eso era, en trazo grueso, el revisionismo histórico. Un modo de dar vuelta la media para que entre dos exageraciones se encuentre después el punto medio, el equilibrio y la ecuanimidad, que es imposible cuando una única opinión avasalla y se instala como verdad irrefutable. Aunque se asiente sobre zonceras y gansadas.

La mayor gansada que se escucha en estas horas es que Maradona “no sabe nada de fútbol”, que no es buen DT porque no entiende el juego ni lo que debe hacer un equipo en la cancha. ¿Maradona? ¿El que ganaba partidos y campeonatos casi solo? ¿El que los ganaba con el talento de su zurda pero también con el fuego de su corazón y la claridad de su mente futbolera? ¿El que dominaba un partido también en lo táctico, el tipo del que se decía que tenía ojos en la nuca?
Estas líneas son a prueba de panqueques: están escritas e impresas antes del partido con Uruguay. 

Para que no dependan, precisamente, de un resultado. Están escritas en el peor momento de la selección, en su más bajo nivel de juego. Pero clasificados, eliminados o enrepechados, no se cambiará una coma de las cosas que Maradona hizo bien, o con sentido común, o con sapiencia futbolera, mas allá de si rindieron frutos o comimos compota. El fútbol tiene tantos azares e imprevistos que jamás será una ciencia (y si no preguntarle a Bielsa sobre el Mundial 2002).

Habrá una sola concesión, lo suficientemente generosa para los que se autodesignaron jueces inapelables de la Suprema Corte del Escarnio: Maradona no ha mostrado ninguna brillantez u originalidad táctica. No todavía. Y quizá nunca, porque su propia experiencia le dice que al juego lo juegan los jugadores. Que el juego es sencillo, hay que darle la pelota a un compañero y quitársela lo antes posible al rival y hacer que toque la red del arco contrario. Y que una de las leyes del fútbol es que el técnico propone (tácticas, esquemas, movimientos) y el futbolista dispone.

Aquí van, entonces, algunos apuntes a contrapelo, procurando zafar de la emotividad que generan las palabras “Diego” y “Maradona”. No se trata de compartir ni de bancar lo que Maradona propone en “su” selección. No es esta nota un juicio de valor sobre eso. Pero sí trata de entender cómo piensa Maradona a la hora de armar “su” selección, hurgando, con la mayor asepsia posible, en cuestiones técnicas, puramente futboleras.  

1) Maradona se la jugó con un arquero que no estaba en los planes de nadie. Un arquero de los que te salvan un partido, no como los que tiene la selección desde hace años, arqueros que atajaban bien pero no te sacan las imposibles. Sin arquero no hay equipo, ergo, con arquero se empieza a formar un equipo. Lo sabe cualquiera que haya pisado un potrero o dirigido aunque más no sea el equipo de sus pibes en el colegio. ¿Alguien discute al arquerito Romero en estas horas? Es fácil imaginar los azotes verbales que hubiera recibido el DT si fallaba en esa apuesta. Pero como salió bien, nadie se lo incluye en la columna del haber.
2) Eso que critican como la “inestabilidad” de sus formaciones, los continuos cambios, también puede leerse del modo contrario. Maradona no ejerce por capricho, no se empecina, es flexible, está en búsqueda constante. Prueba y si sale mal, cambia, o intenta cambiar. No se trata de un campeonato largo, sino de cinco o seis fechas en las que se juega la vida (futbolísticamente hablando), el pasaje a Sudáfrica. Hay que resolver, decidir. A un jugador que anda mal puede bancarlo dos, tres fechas como mucho. Pero si el DT se encapricha corre riesgo de chau Mundial. Eso pasó con Basile. Se hundía, se hundía y no cambiaba. Parece que hubiera pasado un siglo, pero hace poco, con Basile, la era anterior a Maradona, el equipo era el mismo desastre. ¿Basile tampoco entiende de fútbol? ¿O salió campeón de todo con Boca por casualidad? ¿O armó la más linda selección –aquella del ’94– con Redondo, Batistuta, Diego y Caniggia, de puro bruto que es nomás?
3) Maradona no se rinde como estaba rendido y cansado el Coco. Y busca y rebusca en el afán de que Argentina clasifique. Pero dicen que “cambia mucho” y eso desorienta a sus jugadores. Parece sensato dicho así, en general, pero analicemos casos concretos: Maradona no cuelga a nadie sin antes haberlo bancado. Convoca siempre a los mejores y sólo si estos no responden, estudia variantes.

Le dio varias oportunidades al Pupi Zanetti y no rindió.

Les dio otras tantas a Tevez y Agüero y fueron un karma.

Le dio titularidad a Gago justo cuando el Real Madrid lo manda al banco. Y Gago termina el partido con Paraguay y se divierte con mensajitos de su celular. ¿Por qué no habría de excluirlo aunque sea un par de partidos, a ver si entiende que esto es pasión y es la selección?

Lo banca a Heinze contra todas las críticas. Incluidas las de quien suscribe.

Lo banca a Jonás Gutiérrez, aunque se fue a la B con su equipo.

Lo bancó a Domínguez poniéndolo contra Paraguay pese a que había jugado flojito contra Brasil. Y lo siguió convocando.

En cambio, lo cuidó para no exponerlo en dos partidos seguidos al pibe Otamendi y lo siguió convocando.

¿Quién no cambiaría, aun siendo DT de un equipo de barrio, a los jugadores que no responden?

¿Alguien puede nombrar dos, tres jugadores injustamente excluidos por Maradona?

¿O que no hayan tenido oportunidad y fueran excluidos?

Se le reprocha no cumplir un precepto básico del fútbol, ese de plantar un equipo y darles confianza a todos y cada uno. Ahí sí recurren a Basile y eso de “el equipo de memoria”. Pero quizá sea mejor parámetro Bianchi, que armó sus grandes equipos no de memoria sino con una columna vertebral. 

El uno, el dos, el cinco, el diez y el nueve. Eso eran Córdoba, Bermúdez, Serna, Riquelme y Palermo en Boca. Y por afuera de ellos, variantes. Sin el tiempo que da un equipo y un campeonato, con la urgencia/presión de una selección y una eliminatoria, Maradona también tiene su columna vertebral: el uno (Romero), el dos (Demichelis), el cinco (Mascherano) y adelante Messi. Nunca los toca, excepto lesión. Y diez no tiene, simplemente porque no hay. A falta de Riquelme, lo banca a Verón.
4) El Tata Martino, la misma noche que clasificó a Paraguay para el Mundial (humillando a la Argentina), dijo que no existe la “crítica constructiva” después del partido, con el resultado puesto. Que eso es para destruir. “Díganme antes del partido con qué no están de acuerdo o qué estoy haciendo mal y eso será una crítica constructiva”, dijo en una lección de buena leche a los periodistas que lo entrevistaban. Apliquemos ese criterio al equipo de Maradona, con estas preguntas:

¿Alguien objetó antes de cada partido los jugadores que ponía en cancha?

¿Se escuchó a alguien criticar el planteo ofensivo que armó para barrer a Perú? Messi por derecha, Higuaín entrando y saliendo por el medio, De María por la izquierda. Aimar asistiéndolos y Jonás llegando al fondo por derecha. Suena a un vendaval de ataque, ¿no? ¿Alguien podía estar en desacuerdo? ¿No se trata de una idea bien pensada pero mal ejecutada?

Y si es así, ¿dónde reside entonces una gran parte del problema?

¿Alguien escuchó objeciones sobre los cambios que hizo, en el momento que los hizo? Fueron todos razonables, reforzando ataque o defensa según el momento del partido.

Ningún periodista dice nada antes ni durante el partido. Sencillamente porque lo que propone Maradona es correcto, está dentro del saber promedio futbolero, tiene lógica y sentido común. Por eso se callan, porque como está bien planteado, en una de esas le sale bien. Pero como sale mal, apenas termina el partido, abren las fauces.

Es más: la única crítica que se le hizo antes del partido fue que puso a Jonás Gutiérrez por derecha, y Jonás jugó correctamente, sin problemas de perfil.
5) Hay pistas claras de los caminos que recorre Maradona en sus búsquedas. Hay un criterio y no la sinrazón que le quieren endilgar. La defensa, por ejemplo: se jugó con los “europeos” e hizo agua. Apostó después a la mejor dupla central del país, la de Vélez, con Domínguez-Otamendi, y también le falló. Se lesionó el pilar, el único número dos que ofrece alguna solidez (Demichelis) y sólo entonces recurre a la experiencia de Schiavi.
6) El segundo ejemplo, más decisivo aún para el futuro de la selección, es cómo hacer que Messi se parezca a La Pulga del Barcelona. Maradona probó de acompañarlo con dos chiquitos más, como Tevez y Agüero. No pasó nada. Después probó con un punta más tradicional, Milito. Y tampoco. Buscó dejarlo libre para que sea manija, que arme el ataque como prefiera, y nada. Lo tiró a la derecha, como juega en Barcelona y probó con un asistidor con Verón. Cero. Otra vez con buen criterio, buscó en Aimar lo más parecido que hay entre los argentinos a Iniesta, el cerebrito del Barsa. Funcionó sólo un tiempo con Perú y no de un modo que entusiasme. Y, finalmente, le arrimó a Higuaín, sepultando todas las pavadas que se dijeron respecto de que Maradona jamás iba a convocar a Higuaín por no sé qué cruz presuntamente marcada.
7) Otro dato que se omite en cualquier evaluación de la gestión Maradona, es cómo mostró autoridad, sin alardes y sin resquebrajar la idea de equipo. Sacó del equipo a estrellas mundiales como Zanetti y Gago. Y sin embargo los dos estuvieron en el vestuario dando aliento. Sentó en el banco a Tevez. Y el Apache grita los goles de Higuaín y Palermo como si fueran propios.
8) Desde el primer partido quiso calentar el pecho frío de varios jugadores tratando de transmitirles su propia pasión por la camiseta celeste y blanca. Frotó palitos, troncos, piedras, rocas, en vano. No parece haber fuego en las nuevas generaciones. Recién entonces, recién después, piensa en la “locura” de Schiavi y Palermo. No los llama porque crea que son mejores que los otros. Si creyera eso, los hubiera citado de entrada. Los llama porque tienen ganas y fuego. Es un mensaje a los que nadan en millones de euros: rómpanse el traste porque si no van al banco, de suplentes de estos dos veteranos que por lo menos ponen. Y ambos (Palermo en mayor medida, naturalmente) respondieron.
9) El problema con Perú no fue táctico. El partido estaba controlado hasta que Argentina hace el gol. Pero en ese momento empiezan a “desaparecer” los mejores jugadores. Era el momento de tener la pelota, de jugar, y la pelota les quemaba a tipos que son superestrellas de este mundo-fútbol-marketinero. Y eso que en la cancha estaban: el mejor jugador del mundo, el último goleador del Real Madrid, el cinco del Liverpool, el tres del Manchester, el diez del Benfica, el dos del Bayern Munich, y etc., etc., etc.

¿Qué culpa tiene Maradona de eso? Las cámaras de TV que siguieron al técnico mostraron claramente cómo les gritaba/imploraba a los mediocampistas y delanteros que pidan la pelota, que la tengan, que toquen. Jamás les dijo váyanse atrás, o revoleen la bocha.

¿Por qué se cargan las tintas sólo sobre el DT cuando un partido está bien planteado y bien llevado y lo que falla es la personalidad de los jugadores para “aguantarlo”?
10) Ahora se burlan porque le dijo a Palermo “andá y resolvelo como hiciste tantas veces en tu vida”. Eso está lejos de ser una obviedad o una indicación tonta. Es, al contrario, un elemento de motivación. 

Roberto Perfumo contó en estas horas que grandes técnicos que él tuvo, cuando metían un cambio con un nueve de área, todo lo que le decían era: “Vaya y haga un gol”, que es como decirle: usted sabe lo que hay que hacer, hágalo, tiene toda mi confianza. Y que no es nada distinto de lo que escuchó Maradona esa tarde de 1977 cuando le temblaban las piernas porque estaba a punto de entrar a la cancha y cumplir el sueño del pibe, debutar en la Selección. “Vaya, pibe, y juegue como usted sabe”, le dijo César Luis Menotti. Pero claro, Menotti tampoco sabe nada de fútbol.

viernes, 16 de octubre de 2009

Fuimos Maradona

Martín Caparrós







Es duro haber sido maradona. A todos nos sucede: lo hemos sido. Durante muchos años, la escena se repitió en los lugares más variados, con interlocutores tan distintos, con los acentos más diversos:

–Where are you from?

Me preguntaron tantas veces y, cuando les contestaba que argentino, se quedaban mirándome. En Asia y África y Oceanía –por ejemplo– la Argentina existe muy poquito y mi respuesta provocaba, la mitad de las veces, una sola respuesta: ajá. O sea: la lógica ignorancia. Para la otra mitad –para los que sabían– el remate se repetía invariable:

–Ah, argentino… ¡Maradona!

Era impresionante: no se me ocurre ningún otro caso de país tan uniformemente sintetizado, definido por la figura de un señor. El vocabulario global pronuncia muy pocas palabras argentinas: tango ya tiene casi un siglo y después, además de maradona, la única voz que le dimos al mundo es el neologismo desaparecido. El jugador Maradona apareció en el momento justo en que la televisión empezaba a llevar el fútbol a los confines más lejanos: miles de millones de chinos, rusos, indios, africanos que nunca oyeron hablar del gaucho, de Evita, de Gardel, y que no relacionan a Guevara con el país donde nació, han visto a Maradona cacheteando pelotas –y es lo que saben de nosotros. “Alguna vez terminaremos de aceptar”, escribí hace unos años, “que para dos o tres mil millones de personas la Argentina y los argentinos –todos los argentinos, las vacas, las montañas, los presidentes, los violadores fugitivos, el novio de tu hermana, aquel triciclo, los inmigrantes bajando de los barcos, el cielo de humahuaca, el peronismo, la esquina de carabobo y cucha cucha, la marcha de san lorenzo, tu futuro, los ovejeros belgas y hojitas y sánguches de miga, las pastillas refresco, tlön uqbar orbis tertius, este papel manchado– no somos nada más o nada menos que la confusa nube de pedos que aureola la pierna izquierda del Gran Diez. El mundo está lleno de personas que nunca oyeron hablar de la Argentina pero sí de Maradona; el mundo está lleno de otras personas que sólo oyeron hablar de la Argentina porque oyeron hablar de Maradona. En el mundo –para todos los que no son vecinos o europeos con parientes o tercermundistas más o menos cultos–, la Argentina somos él. Digo: para miles de millones de personas somos él. Es un destino. Supongo que podría ser mejor. Y podría ser, también, mucho peor. Era un modelo complicado: peleador, simpático, quejoso, drogón, desaforado, ingenioso, creído, ilimitado, machista, popular, oportunista, cálido, cursi, inteligente. Fue difícil adaptarse a la idea de que los argentinos éramos eso, pero hicimos todo lo que pudimos”, decía, y entonces era cierto. Ahora menos: este año, por ejemplo, en varios países africanos, la escena se terminó distinto:

–Ah, Argentina. Yes, sure, Messi, Messi.

Es todo un cambio de cultura. Y debe ser difícil. A mí, sin ir más lejos, me indignaba un poco: no, yo no soy Messi, Argentina no es Messi. Es duro ya no ser maradona; me imagino lo difícil que debe ser para un tal Diego Armando.

Es duro para todos: nos habíamos acostumbrado, y nos gustaba. Durante muchos años fuimos él porque éramos rehenes de su belleza. Lo que hacía Maradona en una cancha de fútbol era tan desmedido, tan inesperado, tan extraordinario que era normal que lo que hiciera afuera lo fuera también –y que lo aceptáramos o celebráramos como pequeñas partes de un gran todo. Fue un artista notable –alguien que hace distinto lo que muchos hacen parecido– y ya hace más de un siglo que nuestras sociedades aceptan que los artistas tienen ciertos privilegios o, por lo menos, que sus actos no deben ser medidos con la vara general: si crean hechos o gestos que exceden los límites de lo pensado, ¿por qué tendrían que mantener sus vidas dentro de esos límites? Maradona se acostumbró a ese criterio, y lo sigue empleando. El problema es que ya hace muchos años que Maradona dejó de ser un artista.

Ahora el señor Maradona es un trabajador mediocre al que le salen las cosas más o menos mal, una nota hecha de información errónea y temblores sintácticos, una foto movida subexpuesta, un bife que llega a la mesa hecho una suela. Digo: un señor que en un año no ha conseguido armar un equipo que juegue a algo –que por eso le pagan. Un señor que supo poner incómodos a todos los demás con sus gestos y actos y que, desde que tomó este trabajo, vaciló y falló como muy pocos. Un señor que consiguió que ya nadie le crea: que dice que está pensando renunciar y a los dos días pregunta de dónde sacaron que está pensando renunciar. O, mucho peor, un señor que consiguió que ya no le crean ni sus subordinados: que busca a un jugador, le dice que es el mejor de todos y que lo va a tener siempre en su equipo y a las dos semanas lo desdeña. O sea, un señor que no sabe lo que hace: que busca a alguien y días después se da cuenta de que se había equivocado. Un señor que lleva un año sin poder ir a su lugar más aficionado –la cancha de Boca– por miedo a que miles de personas lo puteen: hablemos de fracasos.

(Y encima el morbo: si yo fuera un autor de thrillers malos –películas de verano americano cerca de un lago con rubia tetona y morocha tetona y asesino cosido de costurones verdes– me divertiría como un perro armando una historia en que el viejo maestro en decadencia –digamos, un director de orquesta, que siempre queda un poco misterioso– se ve, por esas ironías del destino, obligado a ser el que ayude a su sucesor a terminar de hundirlo en el pasado: el que le ponga el último clavo a su cajón. Y contaría cómo, por una serie de razones, el viejo maestro no puede negarse a su función –que, en un punto, incluso lo atrae: dejar un heredero es, al mismo tiempo, saber que uno se ha terminado y que no todo se termina con uno– y trata de cumplirla pero algo más fuerte que él lo lleva a desviarse, a ponerle al heredero obstáculos cada vez más visibles, a proponerle instrumentos defectuosos, partituras que no le convienen hasta que, al fin, aquella noche de tormenta, termina empujándolo por el acantilado porque no puede con su naturaleza y no soporta la idea de volverse historia.)

Es duro ya no ser maradona. Nos pasa a todos: ya no somos porque él ya no es. Si es duro para todos, me imagino lo difícil que debe ser para un tal Diego. Pero él, el señor Diego Armando Maradona, a quien esto le pasa en grado sumo, tanto más que a cualquiera de nosotros, eligió pensar que a él no le pasa sino que que hay unos hijos de puta que dicen que le pasa: los periodistas, muy en particular, y millones de argentinos más en general. La culpa es del relato, dice. Cuando era un artista no necesitaba explicarnos que lo que hacía era lo que era, porque se veía; ahora trata de explicarnos que lo que hace no es lo que es, pero se ve. Lo vemos: vemos el espanto futbolístico de su equipo. No precisamos que nadie nos lo cuente ni lo pensamos porque nos lo cuenten; lo vemos, como lo veíamos –si no éramos tontos entonces, no lo somos ahora. Pero el señor Diego dice que es puro cuento y por eso mandó a los que lo cuentan y a los demás que lo critican –a todos nosotros– a chupársela o, incluso, mamársela. Yo creo, señor Diego, que si usted lo dice sabe por qué lo dice, y sólo quiero pedirle que se haga cargo de sus palabras. Nos pidió –nos ordenó– que se la chupáramos; aquí estamos, dispuestos a tomar sus órdenes como deseos o algo así. Sólo queda que usted fije día y hora, un lugar más o menos discreto –dentro de lo que cabe–, y varios millones nos pondremos en cola para ejercer, de uno en fondo, esa succión que usted comanda. Quizá nos lleve días o semanas: valdrá la pena complacerlo. Será nuestro último homenaje, por los buenos viejos tiempos. Después, si sobrevive usted a tanto respeto –ya no creo que podamos considerarlo amor–, olvídenos, váyase por favor adonde pueda y permítanos recordarlo como era cuando era maradona.

Digo: no siga destruyendo su memoria.





De http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=32402

miércoles, 14 de octubre de 2009

El francotirador.. del disco amen!!!


Muñecos disfrazados salen por televisión
lavan tu cerebro buscan una reacción
basta de sermones la gente tiene su razón
el pibe de Fiorito late en nuestro corazón

Vivo en el país de la depresión, juegos políticos corrupción
ya no tengo nada más que una ilusión

dispara goles la mano de Dios el francotirador
Cabeza de mi patria, pueblo, santo y pecador
venganza de los pobres ganador y perdedor
lleva mis errores imágenes de mi frustración
regala sus virtudes semejanza de pasión

A quien les habla a quien quieren engañar
de chivo expiatorio siempre lo quieren usar
puto cagatinta nada te podrá salvar
el mata periodistas carga el rifle una sola vez mas

sábado, 10 de octubre de 2009

Un hacker argentino ataca la web de la Federación Peruana de Fútbol

El atacante informático ‘Truenex’ asegura que los peruanos deben “preparar los pañuelitos para las lágrimas” que provocará el resultado del choque de esta tarde con los ‘albicelestes’.


Incrustando las fotos de unas muchachas en tanga y la celebración de hinchas argentinos, el hacker argentino ‘Truenex’ atacó este sábado la web de la Federación Peruana de Fútbol (FPF).

“Vayan preparando los pañuelitos para las lágrimas…”, dice la leyenda de una de las imágenes, haciendo alusión a un posible resultado negativo para los pupilos del ‘Chemo’ del Solar, que hoy se enfrentan a las 5:00 p.m. al combinado argentino en el Monumental de Buenos Aires.
fuente:www.peru21.pe

PALERMO ES MAS GRANDE Q D10S????



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sábado, 19 de septiembre de 2009

Kaká contradijo a Pelé: "Messi es el mejor del mundo"



"En este momento, Messi es el mejor. Eso es así", dijo Kaká en una entrevista publicada hoy por el diario deportivo As.

"Y digo esto porque en el fútbol se vive de momentos y él ha ganado mucho con el Barcelona durante este año y ha sido el mejor", añadió el mediapunta brasileño.

Pelé planteó el debate esta semana durante una visita a Madrid al afirmar que "Kaká es más completo que Cristiano Ronaldo y Messi".

"Ayuda al equipo y tiene un arranque muy fuerte en los contraataques, como hacíamos (Johan) Cruyff, Zico y yo", añadió.

Kaká no coincide. "Yo ya gané dos años atrás (el premio al mejor jugador del mundo), a Cristiano le tocó el año pasado y así es todo. Espero volver a ganar otra vez el premio de mejor jugador. Pero por supuesto que respeto mucho la opinión de Pelé".

PALERMO ES MAS GRANDE Q D10S??

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